Descripción
tiempo de infusión | 3-4 min | |
temperatura del agua | 85º | |
cantidad de té por taza (25cl) | 5 grs |
Modo de preparación
Manera occidental: 25 cl a 3-4 minutos.
En Gong Fu Cha: de 5 a 8 infusiones sucesivas de 20 a 40 segundos.
En set de degustación: de 2 a 3 minutos en agua a 70-75 grados.
Té negro cultivado en la región de Shizuoka, Japón.
Esta plantación ha sido galardonada con la medalla de plata del Concurso Internacional de Cata de Té, y al probarlo entendemos porqué. Nos enfrentamos a un té potente que sin embargo mantiene una suavidad, una delicadeza en su paleta aromática que te conquistará a poco que disfrutes con los sabores ahumados.
La infusión de este té produce un perfume muy complejo: Madera ahumada, ciruela, frutos rojos, salmón ahumado… Puedes pasarte un buen rato nada más que disfrutando de los aromas que salen de la taza.
En el paladar, el té negro japonés se refleja por fin sin ambages, pero manteniendo las notas de malta que nos evocan el whisky japonés y manteniendo el bouquet afrutado.
Cultivado sin pesticidas ni herbicidas químicos, ni ningún tipo de aditivo. El aroma es 100% natural. Para obtener esta calidad, se produce un excelente té negro, que se ahuma durante 7-8 horas con la madera elegida.
La madera y el humo de este té no son en absoluto abrumadores. La base de té negro es muy típica de los tés negros japoneses de gama alta, con una atractiva cualidad floral y mucho sabor en la taza. El licor es de color ámbar oscuro.
Cosecha de 2022, variedad Yabukita.
La madera procede de la galardonada destilería Ichiro de Chichibu, Tokio, Japón.
Para los que ya conocen los tes ahumados, podemos comentar que al ser de una gama bastante superior, este té no es tan potente como un Lapsang Souchong tradicional en su olor ahumado, y que por el contrario tiene una longitud en boca mucho mayor.
Es un té de degustación para disfrutar con tranquilidad, para deleitarse en todos sus matices a lo largo de la mañana, o de la tarde.
Un poco de historia
El té ahumado tiene una historia de varios siglos, aunque se circunscribe casi siempre al archi-famoso Lapsang Souchong, del que su invención no está muy clara ni el momento ni el contexto precisos. Una de las historias habla de que los civiles en las áreas de las montañas Wuyi, en Fujian, huían de los soldados Qing que avanzaban por el área en su campaña de unificación manchú contra los Ming del Sur. Antes de que huyeran, para evitar el deterioro de las hojas de té recién cosechadas, secaron los lotes rápidamente al fuego y enterraron en sacos. Posteriormente, a pesar del olor, las hojas de té se enviaron y se vendieron a los comerciantes holandeses. El té ahumado Souchong se vendió magníficamente, y los holandeses volvieron a pedir más…