Si tienes frío, el té te calentará.
Si tienes calor, el té te refrescará.

Si estás deprimido, te animará.
Si excitado, te calmará.

W.Gladstone

Mi nombre es Alejandro y voy a contaros una historia.

Érase una vez… Una familia un poco peculiar, que comía tofu junto con las croquetas de la abuela y hacían algo llamado “meditación Zen”.  En aquella ciudad al Sur del reino, todavía no había muchos que hubieran visto las hojas de té fuera de una bolsita, y muchos menos que supieran que había más de tres tipos de té, a saber los de la etiqueta roja, negra y verde de Hornimans.  Casi cada año, esta familia viajaba a Francia, a París, con el objetivo principal de comprar unos varios kilos de té (exclusivamente para consumo propio). Ésa es mi familia, los creadores de té&té.

A mis padres la cultura del té les caló hondo desde que eran muy jóvenes. Quizás por su conexión con Japón y su inclinación viajera: “Una vez, un encuentro” es el lema de la Ceremonia del té japonés, el Chanoyu, un lema que sintetiza ese espíritu de presencia y atención del momento presente del que está imbuido esta ceremonia, y la forma de tomar té en Oriente de forma tradicional, “el momento del té”, el momento para tí, para disfrutar de una bebida que excita los sentidos y maravilla el paladar, eso creo yo es lo que les atrapó, y lo que nos atrapa a muchos cuando entramos en contacto con este mundo infinito.

Pero me estoy desviando. Corría el año 1999, el año del estreno de la película “The Matrix” y del olvidado “Efecto 2000”, la tecnología y el stress estaban cada vez más presentes en nuestras vidas, y por tanto, el deseo de escapar de ellos también. Mis padres no eran la excepción. Dejar un trabajo agobiante en una multinacional, emplear su talentos y energía en un proyecto propio

En 2003 mi madre y mi padre decidieron dar un salto cuántico a sus vidas y abrir una tienda de té en Sevilla. “¿Una tienda de qué?” Preguntaba la gente, pues el concepto de tienda de té no estaba aún en el vocabulario colectivo en España. Fue una apuesta valiente, pero cimentada en su pasión por esta bebida milenaria y la confianza de que Sevilla sabría apreciar la riqueza de sus aromas y beneficios.

Abrir una tienda de té suponía cambiar de vida a nivel laboral, dejar un trabajo estresante en una multinacional para mi padre, y retomar la vida activa de la mejor manera posible para mi madre, pero era también una cuestión de conveniencia. Cada año, desde que puedo recordar, viajábamos a Paris casi cada año, ¡con el objetivo principal de comprar té! Íbamos a alguna de nuestras tiendas favoritas de aquel entonces, como Mariage Frères, y no dejábamos títere con cabeza. Mi función principal era la de traductor y porteador en aquella época, aunque poco a poco he ido ascendiendo en el escalafón.

 

dedicar su energía y talento a algo en lo que creían y que formaba parte de sus vidas

 

Declaración de principios

Pasión. Sentimos pasión por el té. Por la casi infinita variedad de sabores, olores y texturas a las que nos acerca.

Sabores, que son los sabores del mundo. Y olores, que nos transportan a sus culturas… India, China, Japón, Ceylán, Kenia, Sudáfrica, Rusia, Marruecos…

Todas estas culturas, aunque sus colores, sus lenguas, sus climas sean distintos, tienen algo en común: su capacidad para disfrutar el momento.  

Juntos, con una taza de té, queremos compartir contigo un instante de intimidad.